Línea temporal

EDAD MODERNA

1564

estancamiento de la sal en la Corona de Castilla

1566

en Galicia había veinte alfolís que no llegaban para abastecer de sal al reino.

1574-1575

posible señalamiento en O Ulló por peritos portugueses de cara a la fábrica de salinas.

1637

Los Marnotos

Los hombres que trabajaban en la explotación de la sal recibían el nombre de marnotos, marnoteiros, marlotos o salineiros. Los cargadores de pala completaban el proceso intermedio entre la salina y el depósito de sal o alfolí. La persona encargada de custodiar y administrar el alfolí o almacén de la sal era el alfolinero.

1637

escritura de “los dos sitios del Ulló destinados para fábrica de salinas”

1655

la fundación del Colegio de Jesuítas de Pontevedra es amparada por el patrimonio familiar de los Mosquera y Pimentel.

1679

una Real Cédula del tres de julio concede licencia a Melchor Mosquera para “fabricar salinas”

1694, mayo, 11

Don Melchor Mosquera traspasa al Colegio de Jesuítas de Pontevedra el derecho para fabricar salinas.

En el siglo XVII Antonio Mosquera Villar y Pimentel, Administrador General de la fábrica de salinas, solicitó licencia para “labrar sal” en O Ulló y Larache. En 1637 y 1700, él y su mujer adquirieron tierras en Vilaboa “a orillas del mar, en los arenales y juncales que ban a su creciente”. El hijo del matrimonio, Melchor Mosquera, dio el paso de “fabricar salinas” en Vilaboa amparado por Real Cédula de 1679. Finalmente, acabó traspasando sus derechos sobre las salinas en 1694 en favor del Colegio de Jesuitas de Pontevedra.

1694, junio, 14

el escribano José Rodríguez escritura en favor de los jesuitas los terrenos de O Ulló.

1694

el Colegio de Pontevedra comienza a configurar la futura granja de O Ulló con su casa, establos, corrales y tierras de labor.

1698, agosto, 10

Don Francisco de León y Luna, alcalde mayor del Reino de Galicia, delimita los lugares de O Ulló en los que se pueden fabricar las salinas.

1706

los jesuitas de Pontevedra acatan una orden de 21 de diciembre sobre el trato de la sal.

En el año 1694, los jesuitas de Pontevedra heredaron de Melchor de Mosquera los derechos para “fabricar salinas” en Vilaboa. En O Ulló mejoraron las salinas existentes y construyeron una explotación agroganadera con sus caballerizas, establos, corral y palomar. Esta granja contaba con residencia o casa principal para el administrador y con casas terreñas para los caseros.

1709, agosto, 30

Los vecinos de Vilaboa se quejan de los excesos de la Compañía de Jesús sobre los bienes de aprovechamiento comunal de la parroquia.

1710, febrero

Los vecinos de Vilaboa, San Adrián y Santa Cristina dos Cobres quedan exentos de trabajar en las salinas.

1710- 1712

La Compañía de Jesús adquiere las tierras confinantes con las salinas con la idea de “hazer pieza todas juntas”.

1727-1728

Los jesuitas son acusados por los vecinos de Vilaboa por continuar cercando terrenos comunales. El pleito llega a la Real Audiencia de Galicia.

1736

La producción de sal es ínfima, comparada con la extracción de comienzos de siglo.

1754, abril, 14

El Catastro del Marqués de la Ensenada apunta que desde hacía treinta años no se producía sal en O Ulló, sin embargo, recoge los últimos oficios vinculados con la explotación.

1763

Cuantiosas lluvias contrarias a la producción de sal

1767

Carlos III expulsa del Reino a la Compañía de Jesús. Los bienes son requisados y, con posterioridad, sacados a puja pública.

1768, mayo

Copiosas lluvias contrarias a la producción de sal

1769, abril

Copiosas lluvias contrarias a la producción de sal

1783

Inicio de las pujas públicas de propiedades de O Ulló por las que nadie muestra gran interés.

1786

La banca del sur es arruinada por una riada

Los barqueros de Vilaboa, Ponte Sampaio y Arcade, sirvieron de apoyo al trabajo en las salinas transportando la sal a los barcos fondeados en la ría. La sal también se utilizaba para salar y embarrilar una parte de las sardinas que pescaban los marineros, que era comercializada por todo el litoral peninsular. El valor de la sal era irrisorio durante los siglos XVI y XVII, pero soportaba una carga fiscal que lo hacía inaccesible para la mayoría de la población.

1786, diciembre, 5-12

El temporal de estos días dificulta el mantenimiento de las bancas de las salinas arruinadas.

1788, septiembre

Manuela Pérez, casera de O Ulló, alza queja sobre el estado del terreno anegado e inútil, sin producción alguna que permitiera el pago de su renta. Se rechaza el arrendamiento.

1789, agosto, 25

Las convocatorias fallidas de un nuevo arrendamiento obliga a los vecinos de Vilaboa a hacerse cargo “por la fuerza” de los bienes de O Ulló.

EDAD CONTEMPORÁNEA

1814, noviembre,22

El canónigo de la catedral de Santiago, don Pedro Acuña Malvar (1755-1814) deja en testamento el deseo de que los jesuitas recuperen, en el caso de volver a España, los bienes de O Ulló.

1841, noviembre, 26

Doña Manuela Fernández Molina figura como propietaria de los bienes de O Ulló

Fue casera de las salinas en el año 1788. Era una mujer viuda y humilde que administraba la granja vinculada a las salinas, por la que pagaba una cuantiosa renta anual. Como la banca de las salinas estaba deteriorada, el mar inundaba el terreno dedicado a pastos que utilizaba. En 1789 le redujeron la renta 400 reales, pero aun así decidió abandonar la explotación de la granja salinera.

1856, enero

El temporal causa daños en el murallón.

1856, febrero

El cantero Miguel Antonio Paz presupuesta las obras de mejora en la banca de las salinas

1867, agosto, 26

El administrador de la granja, Prudencio Dios, intenta prohibir el aprovechamiento de argazo (las algas que se utilizaban como estiércol) en las cercanías de A Xunqueira.

Las mujeres de Vilaboa, a semejanza de las salineiras de Aveiro, jugaron un papel fundamental en la producción y transporte de la sal de O Ulló y Larache. Ellas se ocuparían del transporte de la sal en canastas y cestos hasta el alfolín o los barcos que llegaban a Vilaboa para transportar el “oro blanco” del fondo de la ría de Vigo. Con seguridad se encargaron de cocinar para mantener los marnotos y el resto de los empleados de las salinas.

1870, noviembre, 12

El vecino de Pontevedra Prudencio Dios recibe el poder de administrar los bienes y rentas de don José Nazario en su nombre.

1873

El Señor Arana redacta un Memorial con su proyecto para reconvertir los usos y aprovechamientos de la Granja.

José Nazario de Arana y Ageo, Marqués de Arana, fue titular de la mitad de la granja y de las salinas durante la década de 1870. Residente en Zaragoza, durante este tiempo pretendió plantar viñedos y maíz en la granja, así como castaños, sauces y pinares. También llevó a cabo una serie de obras en la granja. Adquirió la totalidad de las salinas de O Ulló en 1880, comprándole su parte a los vecinos de Vilaboa.

1874

Las obras sobre las edificaciones de A Granxa mejoran la casa principal y sus construcciones adjetivas.

1877, septiembre

El maestro de cantería Isidoro Núñez Gómez de Tenorio lleva a cabo la mejora del camino de acceso a A Granxa desde Porta Muíños.

1877, octubre

Fallece doña Manuela Fernández Molina. Las junqueras se dividen entre sus herederos.

1880; septiembre, 15

El Marqués de Arana reunifica todas las propiedades alrededor de la Ganxa do Ulló.

1887

Fallece el marqués José Nazario Arana.

1887, enero, 24

El Diario de avisos de La Coruña recoge el proyecto de Cazaux de sanear las marismas de O Ulló e instalar en el lugar una fábrica de salazón y conservas.

En los años finales del siglo XIX, el ingeniero francés Felipe Auguste Cazaux, encargado de las obras del ferrocarril a su paso por Redondela y Tui, se hace con la propiedad de O Ulló. La Cazaux se atribuye una de las últimas consolidaciones de la banca sur de las salinas (conocida popularmente como A Banca de Casó) así como la construcción de un molino de mareas.