Evolución del paisaje
Los molinos de mareas son edificios destinados a la molienda de cereal que funcionan aprovechando el ciclo de las mareas. Se sitúan en el litoral marítimo, siempre vinculados a una azud o estanque que se llena de forma natural cuando crece el mar. Se trata de construcciones de planta rectangular y dos alturas. La inferior acoge el rodicio del molino, un mecanismo giratorio movido por la fuerza del agua que sale del estanque. La planta superior acoge la maquinaria de molienda (la adella, la moa y el pe, el tremiñado, etc.)
En el sector sureste de la Banca de Casó, o en el muro que separa el estanque de la ría, se construyó un molino de mareas que permitía moler grano dos veces al día aprovechando la pleamar. Los restos de este molino todavía se conservan en la Punta do Carregal. La construcción del molino se debe al ingeniero francés Felipe Auguste Cazaux (pronunciado casó).
La investigadora Begoña Bas, que documentó los restos de este molino a finales de la década de 1980, dejó escrito sobre él:“Diversos informantes indicaron que esta presa tuvo diferentes finalidades, como por ejemplo aserradero de madera, y que en ella se instalaron -o se intentó instalar- unos molinos que habían molido con el agua del mar. Junto a este muro hay hoy unas muelas y pies, negreras, que no necesariamente tuvieron que pertenecer a este complejo. Con respecto a esto, mientras unos informantes dicen que están allí sin otra finalidad que la del adorno, otros afirman que se llevaron para instalarlas pero que nunca se llegó a hacer, y también hay quien afirma que recuerdan cuando sus mayores les contaban que habían ido a moler a estas bancas. (…)
Tanto por el emplazamiento en esta amplia zona seca, como por las características del muro y la presencia de las muelas, pensamos que habría sido posible instalar en estas antiguas salinas un molino de mareas, pero la falta de datos no nos permite llegar a una conclusión concreta.”